Alfonso Sánchez, jugador profesional de baloncesto retirado - "quien ha sido jugador nunca deja de serlo, aunque ya no esté en activo"- y que ha pasado por equipos tan importantes a nivel nacional como Unicaja Baloncesto, Real Betis Baloncesto, Obradoiro, Guipuzcoa o Manresa, dio una charla magistral este viernes en el Colegio Salliver de Fuengirola donde repasó toda su carrera desde que se inició en el mundo del baloncesto hasta su retirada, pasando como no podía ser de otra manera por sus pasajes de lesiones en cada una de las temporadas en las que tuvo que parar a causa de sus distintas molestias.
Alfonso Sánchez no tuvo un camino fácil mientras era jugador profesional. Con tan solo 18 años vivió las mieles de uno de los mejores equipos que Unicaja Baloncesto ha tenido en toda su historia. Campeón de Liga y de Copa del Rey con el club de Los Guindos, también tuvo la suerte de participar en la única Final Four de Euroliga que los cajistas han jugado en su historia en Atenas, donde quedó en tercera posición tras perder en semifinales contra el todopoderoso CSKA Moscú y ganar en el tercer y cuarto puesto a TAU Baskonia. Internacional en categorías inferiores con la Selección Española, todo iba como se preveía siendo uno de los máximos exponentes de la cantera y el espejo en el que mirarse los más jóvenes, al igual que él lo hizo con Berni Rodríguez y Carlos Cabezas. "Para mi entrenar con ese equipo y empezar a formarme como jugador profesional era lo máximo, con uno de los mejores entrenadores de Europa en ese momento como era Sergio Scariolo". Cuando menos lo esperaba, cuando mejor le iban las cosas e iba teniendo minutos de calidad con el equipo llegó uno de los primeros mazazos. En la tercera jornada de Liga de la temporada 2007-2008 se lesionó la rodilla derecha: rotura del ligamento cruzado en un partido en el que Scariolo lo saca titular y cae lesionado con apenas quince segundos jugados. "Fue muy duro, pero lo peor es que ahí ya tenía molestias en una muñeca tras alguna operación anterior en la que no me detectaron una rotura del escafoides. Tuve que trabajar mucho la mano izquierda hasta que me convertí en ambidiestro". Su ilusión y su único sueño era ser jugador profesional de baloncesto y eso lo iba a conseguir a toda costa. "Perdí movilidad y eso en un jugador de baloncesto es algo fatal, por lo que tuve que reinventarme si quería seguir mi camino" explicó a todos los presentes.
A partir de ahí tuvo que hacer una carrera de fondo para recuperarse de ambas lesiones. Cuando lo hizo, necesitaba volver a sentirse jugador de baloncesto y tuvo que salir de Málaga para buscar minutos y rodaje. Puso rumbo a Alicante y de ahí pasó a Santiago de Compostela para defender los colores del 'Obra', donde se convirtió en un jugador capital para el equipo gallego y donde es santo y seña. Su buena temporada llama la atención de un recién llegado a los banquillos Pablo Laso con el Lagún Aro, que lo recluta para su bonito proyecto, pero la alegría no le dura mucho porque con el equipo vasco se lesiona de gravedad, esta vez la rodilla izquierda. Es ese oasis, en ese desierto donde los jugadores profesionales se ven solos y muchos no ven salida, él hizo de tripas corazón y tuvo claro que se recuperaría. "Ya había vivido esto anteriormente, sabía cuál era el camino y estaba dispuesto a ponerme el mono de trabajo para volver más fuerte que nunca una vez más". Tras un año sin jugar y metido en el gimnasio, llegó a la LEB Oro de la mano de Ourense y de ahí pasó al segundo equipo de Unicaja, el Clínicas Rincón "donde me convertí desde el principio en el segundo mejor jugador del equipo y el segundo máximo anotador... tras Richi Guillén, que era mi compañero de equipo". Su buen hacer en LEB Plata le hizo volver a la ACB con la camiseta de Manresa. "Cuando llega esta oferta yo estaba estudiando fisioterapia, quería seguir formándome pero cuando el tren de la ACB llama a tu puerta tienes que decidir si cogerlo o no y estas oportunidades solo pasan una vez en la vida". Ni que decir que le echó valor y puso rumbo a un Manresa donde consiguió la permanencia en la última jornada ganándole al Real Madrid.
Pocos confiaban en que volvería como volvió, siendo un jugador duro, muy defensivo y con un carácter de superación muy por encima de muchos. Eso llamó la atención de un equipo de Euroliga como es Valencia Basket, con quien estuvo entrenando un tiempo hasta que "por ese cambio de cromos como se suele decir, jugadores de perfil similar" se queda fuera del equipo, aunque no por mucho tiempo. "Salgo de Valencia y en 24 horas me llama Betis para ficharme, y allí coincido con Berni Rodríguez y allí termino mi carrera como jugador".
En todo este tiempo tuvo tiempo para plantearse qué hacer con su vida. Se formó mientras tanto como profesional en el mundo de la enseñanza canina y como Auxiliar Técnico Veterinario. "La enfermería tuve que dejarla al llegar a Manresa, y como mi nota de corte no era para entrar, tuve que hacerlo a través de las plazas que la Junta de Andalucía ponía a disposición de deportistas de élite. Ya no pude retomarla al retirarme, y opté por el mundo canino, una de mis pasiones".
Con todo este trayecto a sus espaldas, "cuando me retiro no quiero saber nada del baloncesto. Todo lo que me sonaba a este deporte lo rechazaba, no quería hacer nada de eso, pero aparece un día Berni Rodríguez con su Proyecto 675, la Academia, The Embassy... y todo cambia. Ahora me dedico a este deporte haciendo las funciones de entrenador de formación para jugadores jóvenes y trabajo en verano con muchos de los mejores jugadores de Europa y del mundo, que vienen a Fuengirola, a The Embassy, a entrenar durante su pretemporada personal".
Esta es la historia de alguien que amó, ama y amará el baloncesto a pesar de sus dificultades, pero que ha sabido también agarrarse a la vida y a las oportunidades que ésta le ha brindado a base de sinsabores y golpes.